lunes, 10 de marzo de 2014


BIOGRAFIAS DE POETAS SALVADOREÑOS.-
  
SALARRUÉ (1899-1975)
Luis Salvador Efraín Arrué, mas conocido por su pseudónimo Salarrué (Sonsonate, 22 de octubre de 1899 - Los Planes de Rendero, San Salvador, 27 denoviembre de 1975) fue un artista salvadoreño.Trabajo en elcampo dela literatura y las artes plásticas, pero ha sido su obra narrativa la más conocida desus creacuones, entre las  que destacan cuentosde barro y cuentos decipotes.

Sus dotesartísticcas sed relevaron desder muy jovén. Estudió pintura en los Estados Unidos, donde conoció el libro constumbrista El libro del trópico de Arturo Ambrogi, que le animó a retornar a su pais para dedicarse por entero al arte. A partir de los años 1930, y aunque preferia mantenerse alejado de la política, trabajó cercasno a los regímenes militares en turno para promover las políticas culturales de la época. Desde el año 1946 fungió como agragado cultiral de El Salvador en los Estados Unidos.

Retornó al Salvador en 1958, y poco después terminó su producción literaria, aunque los libros publicados en añosanteriores continuaron reimprimíendose. En sus años prostreros ganó reconocimientos porsu obra,pese a que subsistísa modestamenrte en su casa ubicada en los planes de Renderos. Falleció de cancer, sumido en la pobreza. 

POEMA LA BRISA.-
Sopla la caña de la brisa leve
y hay la melodía que se irisa;
se danza con la dicha de la brisa
y hay dicha en la hoja que se mueve.

Al soplo de esta música en ?crechendo?
la espiga ensaya un ritmo trascendente
aprendido en la fuga de la fuente
y se sabe fugar, permaneciendo…

Sobre el juncal que cimbra con delicia,
ondulando la luz, en su caricia
despierta melodías olvidadas

y se mueven sus manos angelinas,
que interpretan llanuras y colinas,
con prisa de palomas desaladas.



biografia de ALBERTO MASFERRER.-
(Vicente Alberto Masferrer Mónico; Tecapa, 1868 - San Salvador, 1932) Escritor e intelectual salvadoreño. De personalidad polémica, fue una de las figuras más dinámicas de la vida cultural y política de su país y ejerció una fuerte influencia en las generaciones más jóvenes.
Hijo de una ciudadana salvadoreña, Leonor Mónico, y de un español afincado en El Salvador, Enrique Masferrer, su padre se negó en un principio a reconocerlo como vástago; posteriormente se avino a reconocer su paternidad y Alberto pasó a vivir a la casa de su padre. Cursó sus primeras letras en la escuela de Jucuapa, y, a los diez años de edad, ingresó colegio que había fundado en San Salvador la pedagoga francesa Agustine Charvin. En 1883 fue enviado por su padre a Guatemala en represalia por haberse negado a cumplir un castigo que le había impuesto. El jovencísimo Masferrer rechazó la custodia paterna y vagabundeó por Guatemala, Honduras y Nicaragua, trabajando en oficios como el de buhonero.
Ejerció luego la docencia en el departamento nicaragüense de Rivas, desde donde fue enviado a la isla de Ometepe para que impartiera clases en el presidio que allí se levantaba. Posteriormente se trasladó a San Rafael del Sur, donde asumió la dirección de la Escuela de Varones. En 1885 se trasladó a Costa Rica, donde apenas permaneció un año, y en 1886 regresó a su país natal y fue profesor en El Carrizal, donde residió durante tres años. En 1889 fue nombrado director de la escuela de Jucuapa, la misma en que el propio Masferrer había recibido sus primeras clases.
En 1890 fue nombrado subdirector escolar en Sensutepeque y archivero de la Contaduría Mayor en San Salvador; dos años después, asumió la dirección del Diario Oficial, y en 1900 se convirtió en secretario del Instituto Nacional, cargo que abandonó un año después, cuando fue nombrado cónsul de El Salvador en Buenos Aires (Argentina). Inició así una carrera diplomática que lo llevaría a ocupar los consulados salvadoreños en Santiago de Chile (1902), San José de Costa Rica (1907) y Amberes (Bélgica, 1910). Fue delegado de El Salvador en la Conferencia de La Haya (1912), colaborador en el Segundo Congreso Científico celebrado Washington en 1915, asesor del Ministerio de Instrucción Pública y director del Instituto Ixeles (1916).

POEMA BLASON.- 

Un andrajo de mi vida me queda: se perdió
en misérrimas luchas lo que era fuerza y flor.
Rateros y falsarios hacen explotación
de mi luz, de mi anhelo, de mi fe y mi valor.

¡Cuánta odiosa mentira serví, sin querer yo!
¡Cuánto lucro y engaño con mi luz se amasó!
Porque fui humilde y simple; porque en toda ocasión
creí que quien me hablaba tenía sed de Dios.

Lo que no profanaron los demás, lo mejor
que me diera el Destino, eso lo manché yo;
porque siempre fui débil, inestable, y porque soy
tal vez un pobre loco que enloqueció el fervor...

Y entre el diablo y el mundo hicieron de mi sol,
en vez de luz, tinieblas; en vez de paz, dolor.
Mas yo no culpo a nadie de mis caídas, no;
ni me inquieta un instante mi justificación:

si por necio o por débil mi vida fracasó
y en mi jardín florecen el mal y el error,
inútil ya sería saber si he sido yo
el culpable o la víctima de una maquinación.

Si el fruto está podrido, es que el gusano halló
en él propicio ambiente para su corrupción.
¿Fue la obra de un demonio, del azar o de un Dios?
Es igual... No revive una flor que se agostó.

Ahora con los harapos de mi fe y mi valor
y lo que todavía me resta de ilusión,
he de alzar un castillo y en él, como blasón,
en un palo de escoba y hecho un sucio jirón,
haré flamear al viento mi enfermo corazón.
Y en ese vil andrajo que será mi perdón
escribiré con sangre, menosprecio y rencor
este emblema del hombre que es su propio señor:
“Para juzgarme, nadie; para acusarme, yo.”
Biografia de: ALFREDO ESPINO.-
(Edgardo Alfredo Espino Najarro; Ahuachapán, 1900 - San Salvador, 1928) Poeta salvadoreño que a partir de la publicación de su único libro, Jícaras Tristes, ha sido uno de los líricos más leídos en su país y está considerado como uno de los autores clásicos de la literatura centroamericana.
Nacido en el seno de una familia numerosa (segundo de ocho hermanos), era hijo del también poeta Alfredo Espino, miembro de una destacada dinastía de profesores, médicos y escritores. El joven Alfredo recibió una esmerada formación académica que finalizó en 1927, cuando se doctoró en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con una tesis sobre Sociología estética.
A muy temprana edad comenzó a publicar colaboraciones literarias en las revistas Lumen y Opinión estudiantil y en los periódicos La Prensa y Diario de El Salvador. Llevó una vida bohemia y disipada que le condujo a caer en frecuentes crisis alcohólicas, en una de las cuales se quitó la vida cuando contaba poco más de veintiocho años de edad. Sus restos mortales, sepultados en primera instancia en el Cementerio General de San Salvador, fueron después trasladados a la llamada Cripta de los Poetas, en el camposanto de los Jardines del Recuerdo.
Sus composiciones, diseminadas en papeles sueltos y en distintas publicaciones, fueron recopiladas por su padre con el fin de llevarlas a la imprenta. Una parte de esta recopilación, prologada por un texto esclarecedor del poeta Alberto Masferrer, fue publicada en 1932 en el diario Reforma social. A causa de su repercusión, en 1936 vio la luz en forma de libro una compilación más completa y representativa de su obra que se tituló Jícaras tristes.

La poesía de Alfredo Espino es un equilibrio de romanticismo y expresión mesurada, que canta al paisaje con imágenes de gran poder descriptivo y plasticidad, siempre desde una percepción tierna de los seres y las cosas de su tierra. Buena parte de su obra es un canto a la región de Cuzcatlán. Prefirió la sencillez y la métrica tradicional para sus modestas pretensiones líricas y escribió romances y sonetos, aunque no desechó el verso libre. Sus poemas evocan los árboles, los frutos, el aroma de la noche, los colores, los niños y lo maternal.
POEMA LAS MANOS DE MI MADRE.-
Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!

Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).

Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
Biografia de: CLAUDIA LARS.- 
(Carmen Margarita Brannon Vega; Armenia, 1899 - San Salvador, 1974) Poetisa salvadoreña, una de las voces más sobresalientes de la lírica centroamericana del siglo XX.
Hija de Peter Patrick Brannon, ingeniero norteamericano, y de la salvadoreña Carmen Vega Zelayandía, estudió en el colegio La Asunción de la ciudad de Santa Ana, donde la joven Claudia se decantó por los estudios humanísticos. Religión y poesía se vincularon en su hogar para acrecentar su sensibilidad natural. Desde muy pronto recibió la influencia de los clásicos antiguos y españoles (Góngora, Quevedo, Fray Luis de León), así como la de los románticos ingleses y de Rubén Darío. También coincidió con algunos de sus contemporáneos, como el cuentista salvadoreño Salarrué.
Poetisa precoz, con diecisiete años publicó un breve poemario que pasó inadvertido: Tristes mirajes, que vio la luz gracias al mecenazgo del general y poeta Juan José Cañas, uno de sus primeros mentores. Por esa época Claudia Lars mantenía relaciones sentimentales con el poeta Salomón de la Selva. Pero en 1919, cuando habían ya formalizado su compromiso de matrimonio, el padre de Claudia decidió romper el vínculo y enviar a su hija a los Estados Unidos, a casa de unos familiares afincados en Pennsylvania. Allí conoció a Le Roy Beers, con quien contrajo matrimonio tras un breve período de noviazgo.
Sin abandonar el país norteamericano, la poetisa se instaló en compañía de su nuevo esposo en el barrio de Brooklyn de Nueva York, donde ejerció como profesora de lengua castellana en la Escuela Berlitz. En 1927 tuvo ocasión de regresar a su país junto con su cónyuge, que acababa de ser nombrado cónsul de los Estados Unidos en El Salvador. Aposentados en la capital salvadoreña, a finales de 1927 nació su primer hijo, Le Roy Beers Brannon, que sería el único vástago de Claudia Lars.
Claudia Lars volvió a frecuentar los cenáculos literarios, en especial el congregado alrededor del poeta Alberto Guerra Trigueros, compuesto por escritores como Alberto Masferrer, Salarrué y Serafín Quiteño. En ese nuevo ambiente la poesía de Claudia Lars fluyó de nuevo con espontaneidad y soltura, lo que se tradujo en 1934 en una nueva entrega lírica: Estrellas en el pozo, publicada en las famosas Ediciones Convivio por voluntad expresa de su director, el intelectual costarricense Joaquín García Monge.
Esta obra, bien recibida por críticos y lectores, allanó el camino del siguiente poemario de Claudia Lars, Canción redonda (1936), al que siguió, tras un paréntesis, La casa de vidrio (1942). En este fértil periodo publicó también Romances de norte y sur (1946), Sonetos (1947) y Ciudad bajo mi voz, libro premiado en el Certamen Conmemorativo del IV Centenario del Título de Ciudad de San Salvador.

poema  MES DE MAYO.-
Ojo celeste del día
abre pestañas de sol.
La tierra, mojada y fresca,
traje verde se vistió.
El río amarra los juncos
con transparente listón
y ensaya la rama erguida
danzas que al viento aprendió.
A la orilla del camino
y bajo el árbol de olor
asoma el jacinto tierno
su frágil cáliz temblón.
Vuela la abeja ambarina,
zumba ellerdo moscardón
y la ranita de invierno
redobla ya su tambor.
¿Quién borda el primor
sencillo del encendido festón
que en la loma y en el llano
multiplica su color?
¿Quién esponja el buche rubio
del pajarillo cantor?
¿Quién encumbra, sin temores,
el ala fina y veloz?
¿Quién mece a las olas niñas
en su cuna tornasol?
¿Quién traza sobre la playa
dibujos de caracol?
¿Quién pinta la mariposa
con polvillo del fulgor?
¿Quién mueve el resorte oculto
del vibrante picaflor?
Mayo baja de las nubes
jubiloso y juguetón.
¡Trae manojos de besos
y cantos de lluvia y sol!
Biografia de: ROQUE DALTON 
 
  
(San Salvador, 1935 - cerca de Quezaltepeque, 1975) Poeta salvadoreño cuya obra, de estilo coloquial y socialmente comprometida, fue partícipe de la renovación de la lírica latinoamericana de la década de 1960. Nacido en la popular barriada de San José de la capital salvadoreña, el joven Roque Dalton cursó sus primeros estudios en los colegios religiosos Santa Teresita del Niño Jesús y Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado de San José, donde en 1953 obtuvo el graduado como bachiller.
Desde muy joven manifestó una acusada conciencia social que le llevó a militar en los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras sociales en Centroamérica. En 1956, mientras estudiaba Leyes en la Universidad de El Salvador, fue en uno de los miembros fundadores del Círculo Literario Universitario, y en 1957 se desplazó hasta Moscú como delegado salvadoreño en el Sexto Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad. Previamente había estado en Chile para cursar estudios superiores de Jurisprudencia (1953), carrera que complementó en su país natal con la de Ciencias Sociales (1954-1959), y en la Universidad de México con la de Etnología (1961).
Por aquel entonces ya era Roque Dalton una de las voces jóvenes más prometedoras de la poesía hispanoamericana contemporánea. Algunas de sus primeras composiciones habían sido galardonadas en varias ediciones del Premio Centroamericano de Poesía (1956, 1958 y 1959). En 1963, con la publicación de uno de sus mejores poemarios, El turno del ofendido, se consolidó como el poeta salvadoreño más relevante de su tiempo. La obra fue distinguida con una mención honorífica en el certamen Casa de las Américas, certamen que siete años después ganaría con el poemario Taberna y otros lugares (1969).
Su actividad política corría pareja a su dedicación a la creación literaria. Miembro del Partido Comunista Salvadoreño desde 1958, Dalton ya había sido encarcelado en varias ocasiones en su país natal cuando, en 1961, se vio abocado a tomar el camino del exilio. Emprendió entonces un periplo que le llevó a residir y trabajar en Guatemala, México, Checoslovaquia y Cuba, estancias en el extranjero que solía interrumpir con esporádicas visitas a su país natal. Se ganaba la vida con los ensayos y artículos que iba publicando, lo que le permitió viajar también, unas veces por motivos periodísticos y otras por activismo político, a las Repúblicas de Vietnam y Corea, y a numerosos países europeos y sudamericanos.
Por desavenencias con los dirigentes izquierdistas de su país, en 1967 abandonó el Partido Comunista y se mantuvo al margen de su militancia política hasta que, en 1973, regresó a El Salvador para alistarse en las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), donde tomó el pseudónimo guerrillero de Julio Delfos Marín. Tras colaborar activamente con esta organización clandestina partidaria del enfrentamiento directo y la lucha armada, por oscuras razones que nunca se han llegado a aclarar fue perseguido, juzgado y ejecutado por sus propios compañeros de armas, que abandonaron su cuerpo en un paraje agreste donde fue despedazado y devorado por las fieras. Esta ejecución desencadenó airadas protestas en los círculos intelectuales, especialmente entre los escritores hispanoamericanos, abanderados en su condena por el argentino Julio Cortázar.

Poema EL SALVADOR SERÁ  
El Salvador será un lindo
y (sin exagerar) serio país
cuando la clase obrera y el campesinado
lo fertilicen lo peinen lo talqueen
le curen la goma historica
lo adecenten lo reconstituyan
y lo echen a andar.
El problema es que hoy El Salvador
tiene como mil puyas y cien mil desniveles
quinimil callos y algunas postemillas
cánceres cáscaras caspas shuquedades
llagas fracturas tembladeras tufos.
Habrá que darle un poco de machete
lija torno aguarrás penicilina
baños de asiento besos pólvora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario